jueves, 13 de mayo de 2010

Reinos y Principados de la Edad Media

Origen del Imperio Bizantino

El Imperio Bizantino es el termino que le dan algunos historiadores desde el siglo XVIII, a lo que fue el Imperio Romano de Oriente en la Edad Media. Este nombre viene dado a raiz del nombre antiguo, Bizancio, fue creado el término Imperio bizantino por la erudición ilustrada de los siglos XVII y XVIII. La capital de dicho imperio se encontraba en Constantinopla, designada de esa manera por Constantino I.

La historia del Imperio Romano de Oriente comenzó en el año 395, cuando Teodosio el Grande dividió el imperio entre sus dos hijos, y a Arcadio le asignó el bizantino. En el siglo VI surgió un emperador que soñó con unificar el antiguo Imperio Romano y dedicó sus esfuerzos a lograrlo. De forma gradual se desarrolló hasta convertirse en una verdadera capital de las provincias romanas orientales, es decir, aquellas áreas del Imperio localizadas en el sureste de Europa, suroeste de Asia y en el noreste de África, que también incluían los actuales países de la península de los Balcanes, Turquía occidental, Siria, Jordania, Israel, Líbano, Chipre, Egipto y la zona más oriental de Libia.


Los investigadores lo han llamado Imperio bizantino según el antiguo nombre de su capital, Bizancio, o también Imperio romano de Oriente, pero para los coetáneos, y en la terminología oficial de la época, era simplemente Roma y sus ciudadanos eran romanos. El griego era la lengua principal, aunque algunos habitantes hablaban latín, copto, sirio, armenio y otras lenguas locales a lo largo de su historia. Sus emperadores consideraron los límites geográficos del Imperio romano como los suyos propios y buscaron en Roma sus tradiciones, sus símbolos y sus instituciones. El Imperio, regido por un emperador sin una constitución formal, lentamente formó una síntesis a partir de las instituciones tardorromanas, del cristianismo ortodoxo y de la cultura y lengua griegas.


El Imperio bizantino se desarrolló en los territorios del Imperio romano de Oriente después de que el Imperio romano de Occidente desapareciera en el siglo V. Las Cruzadas del siglo XI supusieron un gran esfuerzo para estas regiones y precipitaron su declive. Constantinopla, su capital, fue saqueada por cruzados venecianos en 1204, y conquistada por los turcos otomanos en 1453.


Constantino I estableció las bases de la armonía entre las autoridades eclesiásticas y las imperiales que duró a lo largo de la historia del Imperio. Éstas incluían la creación de un sistema monetario basado en el solidus de oro, o nomisma, que perduró hasta la mitad del siglo XII. La prosperidad comercial de los siglos IV, V y VI hizo posible el auge de muchas antiguas ciudades. Las grandes propiedades dominaban el mundo rural y aunque los elevados impuestos tuvieron como consecuencia el abandono de la tierra, la agricultura permaneció como la principal fuente de riqueza del Imperio. La Iglesia y la monarquía adquirieron vastos territorios, convirtiéndose de este modo en los mayores terratenientes del Imperio. Una rigurosa regulación imperial sobre la pureza y suministro de los metales preciosos, al igual que sobre la organización del comercio y la actividad artesanal, caracterizaron la vida económica.


El emperador Justiniano I y su esposa, Teodora, intentaron restaurar la antigua majestuosidad y los límites geográficos del Imperio romano. Entre el 534 y el 565 reconquistaron el norte de África, Italia, Sicilia, Cerdeña y algunas zonas de la península Ibérica. Sin embargo, este esfuerzo, junto con los importantes gastos contraídos al construir edificios públicos e iglesias, como la basílica de Santa Sofía en Constantinopla, agotaron los recursos económicos del Imperio a la vez que distintas plagas diezmaron su población.


El Imperio bizantino fue regido por unos emperadores autocráticos que constituían la fuente de la autoridad gubernamental. Ellos fueron los responsables de mantener la doctrina religiosa ortodoxa, situando toda la fuerza del poder imperial bajo una uniformidad doctrinal. Los emperadores lucharon por esa uniformidad, en parte para obtener el apoyo de la Iglesia, pero también porque creyeron que la supervivencia y el bienestar del Imperio dependían del favor divino. En el 726, León III el Isaurio instituyó la política contraria al uso de imágenes en el culto, o iconoclasia, lo cual puso en marcha una controversia que duró hasta el 843, con unas consecuencias de largo alcance para las relaciones entre la religión y el arte en la sociedad bizantina. El emperador, encarnación viviente del derecho, emitió leyes, y era el último intérprete del Derecho civil. La última responsabilidad en todas las cuestiones políticas y militares recaía sobre él; jugó un papel decisivo en la designación y cese del patriarca de Constantinopla y otros cargos eclesiásticos. El emperador estaba a la cabeza de un espléndido protocolo oficial, y la sociedad bizantina se caracterizaba por un firme sentido de jerarquía y una minuciosa atención al protocolo. También fue uno de los más importantes protectores del arte y arquitectura bizantinas. ´

Para concluir el Imperio Romano de Oriente, es decir el Imperio Bizantino desarrollo una excelente civilizacion, fue una gran potencia económica y politica, transmitio su cultura griega y romana a los reinos cristianos, por la cual se caracteriza por un imperio bajo la religión del cristianismo. Como todo gobierno o imperio se crearon diferentes luchas por mantener la civilización, se generaron cambios de gran importancia, hasta la caida del imperio en el año 1453, que se da la conquista de la ciudad de Constantinopla. Es importante destacar que el Imperio Bizantino tuvo una larga duración en lo que el periodo de la Edad Media y como se explico antes de una gran trascendencia.

Bibliografia





Roth Karl, "Historia del imperio bizantino", Labor, 1928

http://www.portalplanetasedna.com.ar/justiniano.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Imperio_bizantino

encarta 2008.


Agregado por Loriangnis Brito
Historia de las Civilizaciones II
Sección: 302

No hay comentarios: